lunes, 5 de marzo de 2012

EL GRECO: El entierro del Conde Orgaz

El discurso paralelo

Un acabado como de apunte, como si el objetivo final fuera la perfección del boceto. Es ahí al lugar donde hay que llegar: la indeterminación, la incógnita, eso que viene a llamarse lo sutil por carecer realmente de nombre.

Cualquiera al enfrentarse a esta obra descubre a la primera que no se encuentra ante un cuadro, sino ante varios. ¿No es así de obvio?
Los objetos: La anécdota es, se supone, lo primero que percibimos. Vemos los rostros, sabemos incluso interpretar quiénes son y lo que hacen. Si sabemos eso, lo demás parece pasar a un segundo plano.
La geometría: Pero esta vez la geometría es tan obvia como el objeto mismo. La geometría dibuja nuevos cuerpos. La geometría divide diferentes escenas. Universos distintos dentro del cuadro. Universos distintos dentro de la mirada.
Lo celestial, lo terrenal, lo individual: El triángulo, cargado de dirección, de fuga, de inestabilidad de formas brumosas, de color. El rectángulo, estático, compensado, vaciado en su oscuridad, de la que brotan los cuerpos. El círculo, abstracto, irracional, cuyo punto en la tangente conecta con nosotros y lo irreal (porque no es realmente un punto, ni el centro, ni un círculo, ni siquiera es abstracto -sino lo más concreto del cuadro-).
El detalle y el conjunto: Cada mano, cada rostro, cada detalle, es una obra en sí misma. Y podríamos dedicar un blog entero para repasar cada rizo en la tela, cada brillo en la armadura, cada bordado, cada llama, y luego integrarlo fractalmente a la mano que pertenece, al cuerpo que lo sostiene, al grupo que forma... Porque cada detalle es a su vez un grupo.
El color y la línea: ¿Qué sucede en esta pintura? ¿Es el color el que crea las líneas o son las líneas las que dirigen el color? ¿De dónde surge la imagen de los objetos? ¿Dónde posicionar al Greco en esta polémica?
El espacio y el vacío: Es el plano material el que aísla los objetos en una contundente oscuridad. En el cielo todo es difuso, pero está repleto. ¿Esto es barroco o clásico? ¿Qué podía saber el Greco del vacío?
La luz: ¿De dónde viene la luz en este cuadro? Las llamas de las antorchas ¿son luz?
El discurso: y dentro del discurso (porque de todo esto se podría hablar y se ha hablado, de hecho)
-Lo religioso
-Lo artístico
-Lo histórico
-Lo psicológico
-Lo filosófico
La vivencia: ...

Utilizar un objeto como paisaje. Utilizar un paisaje como método. Siendo siempre el discurso el objetivo. Siendo siempre el ser el objetivo.

¿Acaso el bueno de Domingo concebía con el mismo interés que yo ahora mismo la perfección de esa transparencia blanca en primer plano? ¿Cómo se consigue transparentar la oscuridad? ¿Acaso no ha de ser esa la perfecta función de la luz, no ya iluminar objetos, sino transparentar la oscuridad?

Cada detalle nos lleva a su conjunto. No hablo yo, habla mi discurso en su conjunto. Habla la economía que rige sus detalles, su equilibrio de color y de líneas. Su valor. Su capacidad de transcendencia. (Pues qué podría decir un elemento, situado en un discurso, de otro discurso distinto: ¿qué diría la mano como luz de la mano como centro del círculo? ¿qué el color de la armadura del vértice del triángulo del objeto de  Cristo como palabra?)

Es el ser humano el que habla. O el universo mismo. Acaso ha de ser esa la perfecta función del pensamiento -no ya conocer objetos, sino transparentar la ignorancia-.


Y lo que otros dicen del cuadro:
  • Magnífico comentario de Zipi Literario Zape en su blog Los medios como metáforas.
  • Florián Yubero en La nave va.
  • Una buena guía de la mirada a la obra por J. Enrique Peláez Malagón en Clío.
  • Útiles apuntes y enlaces de Patricia Pérez en AupArte.
  • Buena exposición de la composición del cuadro por Héctor en ANR Héctor, puro arte.
  • Más que aventurada interpretación psicológica del cuadro en buenastareas.
Y lo que otros dicen del universo:
  • (redireccionando a la entrada de Babel en este mismo blog)
  • (redireccionando a la entrada de Fractales en este mismo blog)



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